miércoles, 2 de abril de 2014

Capitulo 50

—No... —exclamó con agonía.
—Si Paula—la rodeó con los brazos y la pegó contra el pecho —Imposible como puede parecer, aquella noche me enamoré de ti. Siempre te he amado, solo a ti. Tanto, que en estos últimos cinco años no ha habido otra mujer en mi vida, ni en mi cama —añadió.

Paula se aferró a él a medida que asimilaba las palabras, eso era más impactante que lo que le había contado acerca del accidente.

La amaba. Siempre la había amado.

Sintió las lágrimas por sus mejillas. Lloraba por todo el dolor y la desilusión que inadvertidamente se habían causado el uno al otro por tantos malentendidos, por todo el tiempo que habían perdido.
Se apartó levemente de él para mirarlo a los ojos.


—Pedro a pesar de lo imposible que debe parecer yo también me enamoré de ti aquella noche —y adrede repitió sus palabras. —Siempre te he amado. Sólo a ti. Tanto que en estos últimos cinco años no ha habido otro hombre en mi vida ni en mi cama.


La expresión de él no cambió, no parpadeó, no habló. Simplemente siguió mirándola.


—¿Pedro? lo estudió preocupada. —¡Pedro te amo! ¡Te amo! —repitió desesperada. —Jamás fue mi intención decepcionarte después del accidente sólo pensé que para ti había sido la aventura de una noche Pedro, por favor.
—Tú no me decepcionaste, Paula —cortó con aspereza- jamás me has decepcionado, fui yo quien te decepcionó a ti cuando ni siquiera se me ocurrió que tú podrías creer que estaba enamorado de Samantha. Fui yo quien te decepcionó al no pensar siquiera que podrías quedarte embarazada después de nuestra noche juntos ¿Cómo puedes amarme después de lo que has sufrido debido a que mi orgullo me impidió volver a buscarte? ¿Cómo puedes amarme cuando mi arrogancia y mi intolerancia significaron que tuviste que pasar por el embarazo, por el nacimiento de Toby por los primeros cinco años de su vida completamente sola? Y para empeorar las cosas, cuando vuelvo a verte te obligo a casarte conmigo movió la cabeza. No debería haber hecho eso.
Eres el padre de Toby...
—Él no fue la causa por la que te impuse este matrimonio, Paula. Fue… —suspiró —Al volver a verte al darme cuenta de que aún te amo, !no pude soportar la idea de dejar que volvieras a alejarte de mí!


¿No se había casado con ella sólo por Toby? Pareció desconcertada.


—Pero si sentías eso... si aún me amas...
—Ahora te amo más que nunca —le aseguró con ardor.
—Entonces, ¿por qué nos fuimos de la isla con tanta precipitación?
—Por el mismo motivo por el que no debería haber permitido que anoche hiciéramos el amor —cortó con tono lóbrego — casi mueres al dar a luz a Toby, no quería poner en peligro tu vida con otro embarazo no planeado, así que decidí que teníamos que irnos de la isla antes de ceder a la tentación que representaba estar allá a solas contigo, que necesitábamos consultar con un obstetra antes de volver a hacer el amor. Y, a cambio nada más llegar aquí dejé... movió la cabeza. Hoy tenía una cita con un especialista, necesitaba saber que un segundo embarazo no pondría en peligro tu vida, fue de poca ayuda añadió disgustado—y dijo que no podía emitir ningún juicio antes de examinarte.
¿Hablaste de mí con un obstetra? repitió aturdida.
—¿Y si estas embarazada ahora mismo Paula? —la sola idea hizo que palideciera. —¿Y si el tiempo que pasamos juntos anoche da como resultado otro hijo?


Paula esbozó una sonrisa lenta y beatifica al comprender que la marcha súbita de la isla y el estado de ánimo sombrío que embargó a Pedro el día anterior después de hacer el amor habían sido por una sola razón.

—En ese caso al menos yo estaré encantada —le aseguró feliz—¿No querías un montón de hermanos para Toby? —tentó mientras él aún parecía atribulado.
—No a riesgo de perderte a ti —afirmó con rotundidad.
—No sabemos con certeza que exista riesgo alguno —bromeó ella impertérrita ya a la seriedad, de Pedro.

La amaba. Se amaban. Juntos podrían superar cualquier obstáculo que apareciera en el camino.

—Hasta que no veas a ese obstetra, tampoco sabremos que no existe —persistió él.
—Ten un poco de fe Pedro. ¡Recuerda que eres un Alfonso!


Parte de la tensión lo abandonó.


—¿Te estás burlando de mí, Paula?
—Solo un poquito —rió entre dientes. —Estoy a favor de correr riesgos. De hecho creo que si corremos uno ahora podría ser bueno para ambos... —añadió con voz ronca tomándolo de la mano y conduciéndolo hacia la escalera.

La siguió como un hombre hechizado, incapaz de negarle nada.Una vez que la había vuelto a encontrar, sabiendo que Paula lo amaba tanto como él a ella, que siempre había sido así, pretendía pasar el resto de su vida amándola y protegiéndola.


Y correr riesgos.. valió la pena. Su hija, nació sana y sin complicaciones exactamente un año después, seguida de dos años más tarde por el nacimiento también sin incidentes de sus hijos gemelos, Simon y Cristo Alfonso....


FIN




Gracias a todos los lectores de la nove (: nos estaremos viendo pronto

Capitulo 49

—No entiendo por qué no hablaste Pedro—insistió Paula —Por lo que has dicho se suponía que tenías que ser tú quien muriera aquel día.
—Jason estaba muerto Igual que Paulo. Cuando alguien muere, Paula, lo único que queda son los recuerdos que la gente que los quiso tiene de ellos. ¿Qué bien habría hecho, en especial a las familias de Jason y Paulo que yo afirmara que uno había sido el responsable de la muerte del otro?

Entendía la lógica tras las palabras de Pedro... ¡pero no tenían ningún sentido!


—Eso fue... muy abnegado por tu parte —murmuró.
—Más que lo que incluso yo comprendí —reconoció con aspereza.

Lo miró fijamente al entenderlo.

—Aquella noche no me hiciste el amor porque estuvieras molesto por haber perdido a Samantha ¿verdad?
—No —sonrió con pesar...
—Entonces... aquella mañana... —se humedeció los labios. —Dijiste que me llamarías ¿Iba en serio? ¿De verdad? —el palpitar de su corazón sonó muy alto en sus oídos mientras sus pensamientos... y sus esperanzas se desbocaban.
—De verdad —confirmó el atribulado. —Nuestra noche juntos había sido... sorprendente.
—¿En serio?
—Sí —suspiró —Por desgracia, ese altercado con Paulo significó que no tuve oportunidad de llamarte antes de la sesión de entrenamientos, y es evidente que no pude hacerlo después. Cuando me recobré y supe que no había tenido noticias de ti, pensé que no querías saber nada de mí.

Paula apretaba las manos con fuerza. Pedro no había amado a Samantha, ni en ese entonces ni en el presente. Había sido sincero cinco años atrás cuando le dijo que la llamaría por la mañana.

Las lágrimas le nublaron la visión.

—Pensé después de aquella noche no creí que volvería a verte.
—Creencia que se transformó en realidad—afirmó Pedro.
—Pero no porque tú lo quisieras de esa manera—protestó ella—Pedro yo... no sé qué decir —se puso de pie inquieta. — cuando aquella noche se anunció el accidente en los telediarios, yo estaba en casa. Vi los dos cuerpos tendidos en el suelo, a ti que te metían en una ambulancia, fue el peor momento de mi vida —movió la cabeza —o al menos eso pensé hasta que Samantha apareció inmediatamente después en la televisión para afirmar que tu aún la amabas.
—Jamás se me ocurrió... nunca imaginé que sus mentiras habrían convencido a alguien, pero supongo que yo conocía a la verdadera Samantha y tu no —frunció el ceño.
—La que me creí fue la de que estabas enamorado de ella —admitió Paula—No te conocía bien Pedro, pero te aseguro que jamás te consideré capaz de hacerle daño adrede a otro hombre.
—Paula ¿qué habrías hecho aquel día si no hubieras creído que todavía estaba enamorado de Samantha?
—Habría ido junto a ti, por supuesto —exclamó —No me habría importado quien hubiera podido querer detenerme, los habría obligado a dejarme que te viera
—¿Por qué?

Lo miró con expresión suspicaz. ¿Por qué?

—¿Por qué Paula? —repitió él con tono hosco.

¡Porque aquella noche se había enamorado de él, por eso! ¡Porque seguía enamorada de él!

Entrecerró los ojos al ver la incertidumbre en el rostro de ella. La suspicacia, el deseo de que no la volvieran a herir. Pedro sentía lo mismo.
Respiró hondo y aceptó que uno de ellos debía romper el punto muerto en el que se hallaban.

—¿Quizá si te contara por qué no sentí interés en lo que la gente pudiera creer que sucedió aquel día?

Paula trago saliva antes de hablar.

—¿Por qué no te importó Pedro?
Por el mismo motivo por el que nada me importó cuando recobre la conciencia dos días después del accidente —se encogió de hombros —Porque tú no estabas allí Paula —admitió sin rodeos —No estabas allí, no habías ido a verme a pesar de lo mucho que lo deseé los tres meses que pasé en el hospital seguiste sin aparecer.


Ella se quedó perpleja.


—No entiendo...
—No supongo que no —aceptó al dar los dos pasos que los separaban para posar una mano sobre su mejilla. —Mi hermosa Paula, mi valiente y hermosa Paula—sonrió —Después de todo este tiempo de todo lo que has sufrido mereces conocer la verdad.
—¿La verdad?
—Que me enamore de ti aquella noche de hace cinco años...