jueves, 9 de enero de 2014

Capitulo 1

La fiesta es afuera, junto a la piscina.

Paula se quedó paralizada en el umbral, mirando las sombras de la habitación no iluminada a la que había entrado por error... un estudio o una sala, a juzgar por las librerías y el escritorio. Apretó la mano sobre el picaporte cuando al fin vio la silueta de la figura grande e imponente sentada detrás del escritorio.
El hombre se hallaba completamente inmóvil, y esa misma quietud representaba un eco del desafío y el peligro en el tono de su voz. Por la luz que entraba desde el pasillo a su espalda, pudo vislumbrar el pelo castaño,unos hombros anchos y el pecho poderoso cubiertos por una especie de polo oscuro...

Tragó saliva antes de hablar.

—Buscaba el cuarto de baño...

—Como puedes ver, no es este —respondió él con voz divertida y algo de acento. Al hablar, la tensión desapareció y se reclinó en el sillón, con la cabeza ladeada mientras estudiaba la silueta del umbral. —O quizá no puedes ver...

Paula apenas dispuso de tiempo para darse cuenta de que la voz ronca le sonaba vagamente familiar cuando oyó el clic de un interruptor, una luz iluminó el escritorio con un resplandor suave y cálido y de inmediato reconoció al hombre sentado detrás.

¡Pedro Alfonso!

Sintió que el corazón le daba un vuelco al mirar al hombre tan atractivo que tenía ante ella. Pelo castaño y los ojos de color miel, la piel cetrina exhibía una nariz recta y aristocrática, pómulos altos, una boca carnosa y sensual, un mentón cuadrado y arrogante suavizado únicamente por el leve hoyuelo que lucía en el centro.
Era la cara por la que miles, no, millones de mujeres del mundo suspiraban. Soñaban ¡Babeaban!

Italiano de nacimiento, Pedro Alfonso era con veintiocho años el actual campeón de la Formula Uno que ya iba por el quinto mes de la nueva temporada. Aparte de ser favorito de ricos y famosos a ambos lados del Atlántico, era hijo único y heredero de Marco Alfonso, presidente de los negocios y del imperio vinícola de los Alfonso con viñedos en Italia y los Estados Unidos.
Mientras por su cabeza pasaban todas esas cosas también fue consciente de que esa casa en la campiña de Surrey era el hogar inglés de Pedro y que en realidad el era el anfitrión de la ruidosa fiesta que tenía lugar junto a la piscina. Entonces... ¿que hacia ahí sentado en la oscuridad?

 Se humedeció los labios.

—Lamento muchísimo haberte molestado. De verdad andaba buscando el cuarto de baño—sonrió con timidez. Qué terrible que la primera y probablemente única vez que pudiera hablar con Pedro Alfonso fuera porque necesitaba encontrar el cuarto de baño.

Pedro realizó un estudio minucioso de la mujer mediana y de cabello rubio de pie en el umbral de su estudio. Una mujer joven en absoluto parecida a las morochas altas de piernas kilométricas con las que solía salir... "ni la traicionera Samantha" dijo para sus adentros.

Ella tenía el cabello largo y lacio que le caía suavemente sobre los hombros. La frente se la cubría un flequillo que resaltaba el rostro con forma de corazón pálido y suave como el algodón.. dominado por un par de ojos de un inusual tono verde como jamás habia visto. Los labios carnosos resultaban sensuales e invitadores.
Bajó la vista al suave jersey de lana que llevaba del mismo tono verde que sus ojos. Los dos botones superiores estaban abiertos y revelaban el inicio de unos pechos asombrosamente plenos... y si no se equivocaba desnudos bajo la fina lana, lo que hacía que su cintura esbelta lo pareciera aun más en comparación. Las caderas estrechas y las piernas quedaban perfectamente definidas por unos vaqueros ceñidos.
No la conocía, pero deseaba corregir eso...

Paula dio un involuntario paso atrás cuando Pedro Alfonso se levantó y reveló que llevaba una ceñida camisa de seda negra que caía con fluidez sobre los músculos duros de sus hombros y pecho, tenía los puños arremangados hasta debajo de los codos mostrando unos antebrazos ligeramente sombreados por un vello negro.
Medía como mínimo veinte centímetros más que su metro setenta y de inmediato dominó el espacio a su alrededor. Con cierta alarma Paula comprendió que le era imposible moverse mientras ese alto italiano cruzaba la estancia con pasos felinos y se detenía a unos centímetros de ella. De inmediato el ruido de la fiesta desapareció y sólo pudo oír a Pedro.
Al descubrir que se hallaba como en una bruma, incapaz de apartar la vista de la belleza de su cara, pensó que se había equivocado. Pedro Alfonso no era atractivo, era, sencillamente, ¡hermoso!. Pudo sentir el calor que emanaba del cuerpo de él, oler la loción para después del afeitado, la fragancia masculina que invadió y reclamó sus sentidos, llenándola con un letargo cálido y la necesidad de acercarse a esa embriagadora masculinidad.

En el último instante tuvo que alzar la mano para evitar que su cuerpo se pegara al de Pedro. Cerró los dedos sobre la seda negra de la camisa de él y sintió el batir regular del corazón contra las yemas de sus dedos.

¿Qué le estaba pasando? Jamás reaccionaba de esa manera con los hombres. Al menos, nunca antes lo había hecho...
Se quedó paralizada cuando él alzó una de esas manos elegantes y tan diestras en el manejo de un volante a velocidades vertiginosas y le tomó el mentón, mientras con el dedo pulgar le acariciaba el labio inferior.
El calor hormigueante que experimentó bajó por su cuerpo y se asentó con ardor entre sus muslos...



Primer cap de esta "mini" novela adaptada :) si quieren que se las pase diganme o comenten con su tw aca :D gracias por leer.

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