lunes, 3 de marzo de 2014

Capitulo 32

—¡Eres una novia deslumbrante,Paula! —Micaela sonrió emocionada mientras le daba los últimos retoques al velo antes de retroceder para admirar el aspecto de su hermana.


Ésta sólo podía contemplar embotada su reflejo, enfundado en un hermoso vestido de novia de satén blanco y un precioso velo de encaje, en el espejo de cuerpo entero en la puerta del armario del dormitorio que había sido suyo de niña. ¿Quién habría podido imaginar que apenas cinco semanas después de aceptar la proposición de matrimonio de pedro, se estaría preparando para ir a la iglesia con su padre a fin de convertirse en la esposa de el?

La esposa de Pedro Alfonso.

¡Dios mío!


—¿Es que tienes alguna duda acerca de casarte con un hombre tan magnífico como Pedro, Paula? —bromeó Micaela ante su evidente nerviosismo.
—No, no puedo, ¿verdad? — convino con forzada ligereza—¿Quieres ir a decirle a papá que ya estoy lista para marchamos? —pidió, esperando que su hermana saliera de la habitación para volver a mirarse en el espejo.

¿Qué sentido tenía arrepentirse de casarse con Pedro cuando éste ya había reclamado legalmente a Toby como hijo suyo? Tobias Chaves en ese momento era Tobias Alfonso.Como ella misma no tardaría en convertirse en Paula Alfonso.
Incluso ese nombre le sonaba extraño, ajeno, lo cual describía bien cómo se había sentido ella misma durante las últimas cinco semanas. La mujer reflejada en el espejo desde luego se parecía a ella, pero no sentía ningún júbilo ante la idea de convertirse en la esposa de Pedro.

Hacía cinco semanas que habían compartido la noticia de su compromiso con sus entusiasmadas familias. Luego, Toby y ella se habían quedado en San Francisco dos días más para darle a Pedro tiempo de arreglar las cosas antes de volar a Inglaterra con ellos, desde entonces, él se había quedado en la casa de Surrey donde Paula lo vio por primera vez, pero iba todos los días a su casa con el fin de pasar tiempo con Toby. Cuando se hallaban en presencia de alguna de las dos familias, daban la impresión tal como habían acordado, de sentirse muy felices juntos. Algo complicado por parte de Paula, ya que cuanto más tiempo permanecía con él, se volvía más consciente ante de su presencia física, y pensar que había dicho que sólo sería un matrimonio nominal...
Atribulada pensó que era el día de su boda y que no podía sentirse más desdichada.


—¿Adónde vamos?
—A nuestra luna de miel, por supuesto —contestó él con satisfacción mientras conducía el deportivo negro hasta la pista privada donde el Jet de los Alfonso los esperaba después de que los invitados les ofrecieran una cálida despedida
—¿Que luna de miel? —giró en el asiento para mirarlo ceñuda,, aún llevaba el vestido de novia y el velo—En ningún momento en las últimas cinco semanas hablamos sobre irnos de luna de miel
—No lo hablamos porque de haberlo hecho sabía que esta sería tu reacción —le confesó impertérrito.


La frustró su despotismo.


—Se suponía que iba a ser una sorpresa—gruñó él.
—Desde luego lo ha sido.
—Es la sorpresa de Toby, Paula—explicó Pedro.
—¿De Toby? —lo miró fijamente


El asintió


—Nuestro hijo me confesó hace varias semanas que las personas recién casadas se van de luna de miel después de la boda.


Se le encendieron las mejillas.


—Deberías haberle explicado.
—¿Que es exactamente lo que debería haberle explicado Paula? cortó con aspereza— ¿Que aunque sus padres ahora están casados no están enamorados? ¿Que su madre no tiene ningún deseo de pasar tiempo a solas con su padre?


Paula hizo una mueca para sus adentros, cuando lo ponía de esa manera... Habían pasado las últimas semanas, por separado y juntos, convenciendo a Toby de que iban a ser felices como una familia de verdad habían tenido éxito en lo referente al pequeño, razón por la que este había decidido que el que sus padres se fueran de luna de miel era lo que hacían las «familias de verdad»

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