sábado, 15 de marzo de 2014

Capitulo 43

El desayuno Paula.


Sintió como si luchara a través de capas de niebla para salir de un sueño profundo y atribulado. Hizo una mueca al recordar donde se encontraba.
Una vez más, la noche anterior había fingido que dormía cuando Pedro finalmente fue a la cama dos horas después que ella y los movimientos inquietos de él le habían indicado que tampoco era capaz de conciliar el sueño.
Sin embargo no habían hablado, no se habían tocado, simplemente habían permanecido uno al lado del otro despiertos pero sin comunicarse.


—Se te enfría el café Paula—le comunicó Pedro.


Pudo oler el café, el delicioso aroma de los cruasanes y al final abrió los ojos, frunció el ceño al ver que Pedro se hallaba junto a la cama sosteniendo una bandeja. Ya se encontraba vestido con el pelo mojado por la ducha.

¿Por qué el desayuno en la cama Pedro? —se sentó apoyándose contra las mullidas almohadas, decidiendo que el ataque era la mejor defensa después del modo en que se habían separado la noche anterior.


 Él se encogió de hombros.


—Me pareció algo que un marido debería hacer por su esposa —depositó la bandeja sobre sus rodillas.
—Nunca nadie me había traído el desayuno a la camamusitó incomoda y sin mirarlo.
—Como nos marchamos esta mañana pensé que lo mejor era que comieras algo.
—¿Marcharnos? —cortó incrédula mirándolo —¿Te refieres a que volvemos a Inglaterra?
—Sí —confirmó con una inclinación de la cabeza.


Se sintió absolutamente aturdida mientras lo veía sacar su ropa del armario preparándose para guardarla en las maletas.Había decidido que se marchaban. 
!Después de sólo dos días de luna de miel!


Frunció el ceño, confusa.


—Es algo súbito, ¿no crees?

¿Que diablos iba a pensar su familia si recortaban la luna de miel de esa manera? Especialmente Toby. Pedro vio las dudas que pasaron por el rostro de Paula y movió la cabeza.

—Aquí no eres feliz, Paula.
—Y tú tampoco replicó ella.


Apretó los labios.


—No hablábamos de mí.
—No, ¿verdad? ¿Y por qué Pedro? ¿Por qué nunca puedes darme una respuesta clara y directa a una pregunta también clara y directa?
—Quizá porque las preguntas que formulas no tienen una respuesta directa.


Ella suspiró disgustada


—¡Vuelves a hacerlo!

Pedro era bien consciente de lo que hacía. Pero no podía hablarle a Paula de sus miedos, de su necesidad de irse de la isla antes de poner otra vez en peligro su vida si concebía una segunda vez.


—Si piensas que tu familia puede llegar a preocuparse por nuestro regreso anticipado de la luna de miel, te sugiero que vayas directamente a tu casa. De ese modo nadie tendrá que saber que hemos vuelto.


Paula frunció el ceño.


—¿Qué diferencia hay en que nos escondamos aquí otros cinco días a que lo hagamos en mi casa?


Pedro emitió una risa carente de humor.


—He dicho que tú fueras a tu casa Paula, no que yo pensara reunirme allí contigo.

Ella palideció.


—Ya veo...
—¿Si? —inquirió él con tono sombrío.
—Oh, sí—replicó al colocar la bandeja en la mesilla noche antes de ponerse de pie. —Puedo estar lista en media hora si te parece bien.

Había pensado que Paula se sentirá a contenta de abandonar la isla ese día y aun más de verse libre de su compañía en cuanto volvieran a Inglaterra. Pero exhibía una expresión de enfado.

—No hay prisa —le informó. —He llamado por radio para pedir que el avión estuviera preparado para despegar nada más llegar nosotros.
—Ahora sé de dónde saca Toby su habilidad para la organización—bufó.—Me gustaría un poco de intimidad para darme una ducha y vestirme si a ti no te importa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario