sábado, 15 de marzo de 2014

Capitulo 44

Pedro la miró desafiante.


—¿Contaría para algo si me importara? —gruño.
—¡En absoluto! —espetó con ojos centelleantes.
—Era lo que pensaba. Desayuna algo dulce Paula—le aconsejó. —Te sentirás menos mareada en el helicóptero si has comido —estaba tan hermosa enfadada, con el camisón claro ciñéndose a la exuberancia de su figura curvilínea. Le costó contenerse para no tomarla en brazos.a cambio fue hacia la puerta. Estaré fuera si me necesitas.
—No te necesitaré le aseguró con rotundidad

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¿No dijiste que ibas a marcharte? le recordó Paula horas más tarde después de que Pedro la hubiera llevado hasta su casa y se demorara sentado en el salón.

El largo vuelo en el Jet de los Alfonso había estado libre de incidentes, probablemente porque ninguno de los dos había sugerido que se acercaran al dormitorio situado en la parte de atrás del avión. Deseaba que se fuera, porque como no lo hiciera pronto sabía que cedería a las lágrimas que todo el día habían amenazado con caer.


—¿No vas a ofrecerme al menos una taza de café? —preguntó él.
—Es tarde Pedro y pensé que tenías que irte a alguna otra parte.


El frunció el ceño.


—Yo no dije eso.
—Lo diste a entender.


Sabía muy bien lo que había dado a entender. Pero una vez llegado el momento de separarse de Paula era renuente a hacerlo.


—No estoy seguro de que dejarte aquí sola sea lo más correcto.


Ella rió.


—Llevo dos años viviendo sola Pedro.
—Has vivido aquí con Toby —corrigió con firmeza. —No es lo mismo


Con pesar Paula aceptó para sus adentros que no lo era, de hecho ya era consciente de lo silenciosa y vacía que parecía la casa sin la presencia de su pequeño hijo.


—Ya soy una chica mayor, Pedro seguro que me arreglaré —indicó con ironía.
—Soy bien consciente del hecho de que eres una chica mayor.
—Entonces te sugiero que dejes de tratarme como una niña de seis años y me des el trato de una mujer de veintiséis.


La boca de él reflejó desaprobación...

—¿Mostrar preocupación por tu bienestar es tratarte como a una niña?


Paula movió la cabeza con gesto impaciente.


—¡Me has estado tratando como a una niña! Punto.
—¿Como querrías que te tratara Paula? —soltó, frustrado por esa conversación.


Paula se quedó muy quieta y percibió la repentina tensión en la habitación. Casi podía oír el crepitar de electricidad que fluía entre Pedro y ella...

Tragó saliva.


—Creo que deberías irte.


El también lo creía, de hecho ¡lo sabía! antes de que hiciera algo que luego lamentara. Que ambos pudieran llegar a lamentar...
Paula parecía cansada después del largo viaje, con ojeras en un rostro pálido por la extenuación. No obstante, había una determinación seductora en el ángulo obstinado del mentón, el mismo desafío reflejado en sus ojos y en la postura orgullosa del cuerpo, sintió la palpitación de su erección con sólo mirarla.

 Dejándole bien claro que era hora de marcharse


—Sí debería irme —reconoció con voz ronca.
—Sí.
—Ahora
—Sí
—Paula.. 
—¿Pedro?


Respiró hondo. ´


—Necesito irme
—Hazlo.


Pero en vez de alejarse cruzó el salón en dos zancadas y la pegó a su pecho mientras bajaba la cabeza y reclamaba su boca con una necesidad tan primitiva y antigua como el tiempo. Tan salvaje y primitiva como su fiero y descontrolado deseo de poseer a Paula una vez mas...

1 comentario:

  1. buenísimos los capítulos!!!
    que le pasa a estos chicos que no saben que quieren.

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