jueves, 13 de febrero de 2014

Capitulo 16

Le divertía frenar su partida.


—Espero que mi presencia no se haya sumado a tu... ¿incomodidad?
—En absoluto —lo miró sin pestañear—El dolor de cabeza probablemente se deba al cambio horario.
—Por supuesto—convino él—Mi padre expresó su deseo de conocerte añadió con parcial sinceridad.


No le cabía duda de que su padre disfrutaría de la presentación y que sacaría unas conclusiones erróneas pero no había solicitado el encuentro.


—¿Tu padre? —se mostró sorprendida por la sugerencia. —Oh, no lo creo Pedro, quiero decir ¿qué sentido tendría? —concluyó evidentemente agitada


El la estudió con parpados entornados.



—¿Cortesía tal vez? —susurró—Después de todo, ahora es el tío político de tu primo.


A Paula no la convenció ese argumento


Como te he dicho antes es muy improbable que no volvamos a vernos después de hoy.
—¿Ni siquiera en el bautismo del primogénito de Brian y Daiana? —enarcó las cejas.


No había pensado en eso, realmente la situación empezaba a complicarse cada vez más, tanto, que ya no estaba segura del tiempo que Pedro permanecería en la ignorancia de que ella tenía un hijo... o de que dicho hijo era suyo
No obstante, no se sentía capacitada para dar una explicación en ese instante...


—Para eso seguro que faltan años —descartó.


¿Quién iba a saber lo que cada uno estaría haciendo por entonces? personalmente empezaba a tomar en consideración la idea de emigrar a Tasmania. Volvió a intentarlo.


—En serio tengo que irme Pedro
—Ya que es evidente que esta noche no te sientes inclinada a conocer a mi padre quizá tu familia y tú podríais visitar los viñedos Alfonso mañana.


Paula se quedó helada y lo miró entre ceñuda e insegura.


—¿Por qué haces esto? —inquirió.
—Sólo te he dicho que tu familia y tú pueden ir a conocer los viñedos Alfonso mañana —repitió.
—No ha sido un simple ofrecimiento Pedro, y lo sabes —arguyó —Igual que sabes que eres el último hombre con el que desearía pasar más tiempo —intentaba mantener la respiración acompasada para ocultarle la agitación que la embargaba.
—¿El último hombre? —musitó con los ojos entrecerrados por la suspicacia —¿Y por qué Paula? ¿Qué he hecho para merecer eso? ¿Es posible que sea porque mis cicatrices te parezcan repulsivas? —añadió con aspereza.
—Me insulta que me consideres tan superficial —espetó con el fin de ocultar el hecho de que había cometido otro error.
Pero ¿cuando había hecho otra cosa en lo concerniente a ese hombre?


¡Toby no había sido un error!

Cinco años atrás se había quedado atónita y bastante asustada al darse cuenta de que estaba embarazada. Pero eso rápidamente había dado paso a la maravilla de la vida nueva que crecía en su interior, también la había ayudado el apoyo de sus padres al igual que el de Micaela y Gonzalo. En particular durante los primeros meses en que había cuestionado lo que iba a hacer, como se las iba a arreglar y en especial como iba a ganarse la vida cuando tuviera que ocuparse de un bebe.
Una vez más sus padres habían sido maravillosos al insistir en que siguiera viviendo con ellos durante el embarazo y algún tiempo después del nacimiento de Toby; por ese entonces ya había ganado dinero suficiente para poder mantenerse el bebé y ella.La actitud de sus padres había sido el doble de admirable si se tenía en cuenta que habían hecho todo sin que jamás les dijera, ni ellos insistieran en conocer, el nombre del padre del bebé...

Sin embargo, ¿durante cuánto tiempo se prolongaría la ignorancia de la identidad de Pedro con la invitación que acababa de hacerle de que visitaran los viñedos?.Lo miró con curiosidad reconociendo el parecido con Toby, el pelo castaño, la misma estructura facial,esos ojos mieles,el hoyuelo del mentón, aunque no supo,veía las semejanzas porque conocía que era el padre de Toby o si sus padres y hermanos también lo notarían.

Micaela ya había notado el parecido que tenía Toby con «alguien›>, de modo que no podía correr el riesgo.


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