viernes, 28 de febrero de 2014

Capitulo 30

La miró con suspicacia.


—¿Y eso qué significa exactamente?


Le dedicó una sonrisa burlona.


—¿Significa que me reservo el derecho a... persuadirte digamos, de cambiar de idea.


¿Sabía que con ese comentario quería decir que se reservaba el derecho a tratar de seducirla para que cambiara de idea siempre que le apeteciera? ¿Podría resistirse a la tentación? Al vivir con Pedro las veinticuatro horas del día ¿sería capaz de no caer bajo el embrujo de su seducción? ¿Tenía alguna elección aparte de intentarlo?

Antes me sorprendiste Pedro afirmó con valor— en el futuro estaré en guardia contra... bueno, contra cualquier intento tuyo de reanudar semejantes atenciones.


Sonó tan seria y tan firme en su resolución, que no pudo más que admirarla.


—No permitiré que haya ningún otro hombre en tu vida Paulale advirtió con seriedad.
—¿Y esa regla también se aplica a ti, soltó?


La miró divertido.


—Mis propios gustos no van en esa dirección en particular...
—¡Sabes muy bien a que me refería! —exclamó exasperada.


El se encogió de hombros.


—No habrá ninguna otra mujer en mi cama que no seas tú, Paula .
¡Yo tampoco estaré en tu cama!


Para Pedro, el hecho de que ella no lo creyera, no significaba que no fuera a ocurrir.


—Has puesto tus propias condiciones para nuestro matrimonio le dijo Ahora quiero exponerte las mías
—¿Tú también tienes condiciones? —inquirió desconcertada.
—Por supuesto sonrió ¿Es que pensaste que iba a dejar que todo fuera como a ti te apetecía?
—¡Obligarme a casarme contigo no encaja en esa categoría! —desdeñó.


El volvió a encogerse de hombros.


—Tienes elección, Paula
—No es viable
—No —reconoció con sencillez. —No obstante, sigue siendo una elección.


Paula suspiró frustrada, sólo quería que esa conversación se acabara de una vez por todas. Estaba cansada, tanto emocional como físicamente, necesitaba tiempo y espacio a solas para sentarse a lamerse las heridas. Para reconciliarse con la idea de que iba a casarse con Pedro Alfonso
Qué diferente habría sido todo si hubiera ocurrido cinco años atrás, que distinta se habría sentido ella si la noche que pasaron juntos hubiera representado el comienzo de algo que hubiera terminado con Pedro pidiéndole que se casara con él.
Pero la proposición de ese momento no era más que una transacción de negocios. Un matrimonio de conveniencia porque los dos deseaban asegurar que al menos, la vida de Toby continuara con felicidad y armonía.

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