viernes, 28 de febrero de 2014

Capitulo 29

—Los intereses comerciales de los Alfonso son internacionales,Paula—le informó. —Yo me encargaré de dirigir la oficina de Londres ¿Tu segunda condición ?
—Toby asistirá a colegios de mi elección.
—Siempre y cuando esa elección incluya Eton y Cambridge, no preveo que eso pueda representar un problema indicó
—¿Eton y Cambridge? —repitió ella con incredulidad.
—Los Alfonso llevan varias generaciones educándose en esas instituciones.


Paula movió la cabeza.


Toby comenzará a asistir a la escuela local a principios de septiembre, después irá como alumno externo a otro colegio.
—Entonces—indicó Pedro sugiero que nos aseguremos de que por entonces estemos viviendo en una casa lo bastante próxima a Eton como para que pueda estudiar allí como alumno externo.


Parecía tan condenadamente seguro que desataba su furia, como si no hubiera tenido ninguna duda de cuál sería la respuesta que recibiría a la proposición de matrimonio. ¿Proposición? Pedro no pedía, ordenaba ¡Era la arrogancia personificada! pero mientras Toby había disfrutado siendo el centro de atención de Pedro y Marcos Alfonso, ella había dedicado el día a considerar sus opciones y no había tardado en percatarse de que se trataban de unas opciones muy limitadas.
Los Alfonso eran una familia rica y poderosa, tanto en los Estados Unidos como en Europa. ¿Qué posibilidades tendría de asegurarse de que Toby y ella salían ilesos de una batalla legal? La respuesta era muy clara. Ninguna. Pero si se veía obligada a aceptar ese matrimonio, entonces estaba decidida a que su opinión contara en algo.


—Tercero siguió —el matrimonio sólo sera nominal lo miró desafiante y la sorprendió que él se pusiera de pie

Pedro movió lentamente la cabeza.


—Estoy seguro de que ya eres consciente de que eso será imposible.


Por la reacción mutua que habían mostrado antes, jamás respondía ante los hombres de ese modo desenfrenado y lascivo. Al menos no lo había hecho jamás hasta que apareció Pedro, tanto cinco años atrás como ese día.
Razón por la que establecía esa última condición para el matrimonio, no imaginaba nada peor que convertirse en esclava del deseo que con tanta facilidad Pedro parecía encender en ella. Incluso en ese momento, sintiéndose enfadada y atrapada, seguía siendo totalmente consciente de él, de cómo le había quitado la camisa para poder tocar su torso cálido y musculoso. Por desgracia, aún recordaba con más nitidez el modo en que Pedro la había tocado, no quería ni podía dejar que las emociones dirigieran su vida, ¡que la gobernara el deseo que Pedro despertaba en ella!

Irguió los hombros


—Sin tu aceptación de esa última condición, ni siquiera tomaré en consideración la idea de que nos casemos.


Pedro la observó y tuvo la certeza de que Paula pensaba en serio que creía en lo que decía. Pero después de cómo habían reaccionado el uno al otro le costaba creerlo o aceptarlo. Ella había cobrado vida en sus brazos, sin barreras ni incontenciones ¿Cómo podía imaginar que podrían vivir juntos un día tras otro, ¡una noche tras otra! y no llevar ese deseo hasta las últimas consecuencias?

Apretó los labios.


—¿Deseas que Toby sea hijo único?


 Se encogió de hombros.


 —De todos modos, iba a serlo.


 La estudió con atención.


 —Eres una mujer hermosa, Paula, si no hubiéramos vuelto a encontrarnos, sin duda algún día te habrías casado y habrías vuelto a tener hijos.
—No —respondió con certeza. —Hace tiempo que decidí que jamás sometería a Toby a un padrastro que podía o no aceptarlo como hijo propio —explicó ante un Pedro ceñudo.

La simple idea de que Toby o Paula pertenecieran alguna vez a otro hombre lo llenó de una furia incontrolable. Toby era suyo. ¡Y Paula también!

 Cerró las manos a los costados.


 —Acepto tu última condición, Paula...
—Pensé que lo harías —repitió con tono seco las palabras que él había pronunciado antes.
—Como tú Paula, no he terminado replicó Pedro—Acepto tu última condición siempre que pueda quedar anulada por ti en cualquier momento...


No hay comentarios:

Publicar un comentario