viernes, 28 de febrero de 2014

Capitulo 28

—¿Te veré por la mañana, papi?


Paula sintió un nudo en la garganta mientras esperaba la respuesta de Pedro,mientras se hallaba al pie de la cama de su hijo y los observaba. Toby estaba arropado y él sentado junto al pequeño.
A medida que el día había avanzado con un recorrido de los viñedos Alfonso y el almuerzo en la terraza de la magnífica villa, para luego cenar en una maravillosa marisquería en Pier 39, le resultó imposible negarse a sí misma que Pedro era maravilloso con Toby, que ya lo quería con la misma intensidad que ella misma...

¡Y que ese cariño era reciproco!

Mirándolos en ese momento tan parecidos físicamente no pudo evitar llegar a la conclusión de que libraba una batalla que ya tenía perdida. Que tratar de oponerse a ese Pedro más duro y arrogante era una pérdida de tiempo y un desgaste emocional.

El la miró con ojos inescrutables.


—Creo que eso depende de mama ¿no te parece? —murmuró.
—¿Mami? —instó Toby ansioso.


Paula respiró hondo antes de contestar.


—Ya veremos —repuso sin comprometerse a nada.
—Por lo general, eso significa que sí —le susurró Toby a Pedro con tono de conspiración.
—¿Sí? — Pedro la miró burlonamente.
—Significa que ya veremos —insistió ella —Y ya es hora de que te duermas, jovencito —le dijo a su hijo mientras se acercaba Pedr... Papá y yo estaremos en la habitación contigua si nos necesitas Toby —le aseguró antes de inclinarse para darle un beso.


 El pequeño le rodeó el cuello y la abrazó.


—Ha sido un día precioso, ¿verdad, mami?


Paula sintió una gran emoción al mirar la carita radiante y feliz de su hijo ¿Podía poner en peligro esa felicidad sometiéndolo al trauma que causaría la batalla legal con Pedro? ¿Podía poner a Toby en una posición en la que casi sería forzado a elegir entre la madre con la que había vivido toda su joven vida o el padre al que acababa de conocer? ¿Podía hacerle eso?

Supo que la respuesta a todas esas preguntas era NO...


—Precioso —le confirmó a su hijo con júbilo antes volver a besarlo. Te veré por la mañana cariño revolvió el pelo y se aparto de la cama.
—Duerme bien pequeño —le deseó Pedro después de abrazarlo.
—¿Prometes venir por la mañana? —los ojos de Toby estaban ansiosos.


Pedro dudó de que el pequeño hubiera oído el gemido de su madre pero él si lo había oído.


—Vendré por la mañana —le aseguró. Sin importar lo que hiciera falta, pretendía estar en la vida de Toby cada mañana.


 —¿No te molesta que no quiera casarme contigo? —preguntó ella cuando regresaron al salón.


Debería y lo hacía pero Pedro sabía por la reacción anterior de Paula aquel mismo día que al menos en un plano si deseaba estar con él. No le cabía duda de que otros matrimonios habían empezado con menos.

—No especialmente —descartó con brevedad.


Ella lo miró furiosa unos momentos más antes de emitir un suspiro de derrota.


—De acuerdo Pedro, acepto casarme contigo.

—Pensé que lo harías —murmuró él al ir a sentarse en uno de los sillones.
—¿Me permites terminar? —enarcó unas cejas inexpresivas de pie en el otro extremo de la sala.


Desde luego se reclinó, relajado. Había ganado la primera batalla, y esperaba que la más difícil, de modo que podía permitirse ser elegante en la victoria.


—Gracias—reconoció con ironía —Aceptaré casarme contigo repitió antes de continuar con más firmeza pero sólo con algunas condiciones.


La estudió, y por la expresión de ella supo que esas condiciones no le iban a gustar.


—¿Cuáles?
—Primero, si nos casamos, me gustaría seguir viviendo en Inglaterra.

Estoy seguro de que eso se puede arreglar.



Ya había considerado ese problema cuando decidió que el matrimonio con Paula era la única solución para el bienestar de Toby. Sería sencillo poner a alguien a cargo de los viñedos de San Francisco, que visitaría de vez en cuando para comprobar que todo marchara bien.

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