miércoles, 19 de febrero de 2014

Capitulo 20

Movió la cabeza con firmeza.

—No creo que sea una buena idea.


La risa desdeñosa de él la cortó en seco.

—Cualquier consideración que hubiera podido tener por tus deseos murió al descubrir que durante casi cinco años me has ocultado la existencia de mi hijo.



¡Tenía un hijo!

Todavía le resultaba increíble que semejante personita existiera, que hubiera un niño con el pelo revuelto en el dormitorio contiguo con sus ojos, su pelo y un pequeño hoyuelo en el centro de su mentón.Después de que se le negara dicho conocimiento durante cinco años no tenía ninguna intención de que eso continuara un minuto más.

—¿Donde está Paula? —insistió, y la mirada de pánico que ella dirigió a la derecha del salón hizo que avanzara hacia allí con determinación.
—¿Adónde vas?

Pedro soslayó la protesta y con suavidad abrió la puerta reconociendo al niño que dormía en la primera como Gonzalo, antes de centrar su atención en el más pequeño que ocupaba la segunda.
Contuvo el aliento al mirar al pequeño, con melancolía reconoció que era guapo.

¡Y ese niño tan guapo era de su sangre!

Paula solo pudo ser testigo impotente cuando Pedro se arrodilló junto a la cama de Toby, y la protesta jamás salió de sus labios al ver como el alargaba una mano para acariciar la mejilla del pequeño con tanta gentileza y ternura que Toby ni se inmutó.
Sintió que el corazón se le partía al ver la oleada de amor que suavizó las duras facciones de Pedro, el fulgor de ese amor en la mirada sombría mientras seguía contemplando maravillado a su hijo.Y sin ninguna duda supo que se habían acabado los años de compartir a Toby sólo con su familia...

—Necesito una copa—dijo Pedro un rato más tarde, después de haber abandonado a regañadientes la cama de su hijo y regresar al salón.


Sin esperar la respuesta de Paula fue directamente al mini-bar para servirse una botellita de Whisky y bebérsela de un trago.


—Y bien, Paula —la miró, —¿qué sugieres que hagamos en esta situación?
—¿Que situación? —cuestionó ella a la defensiva.


Pedro la observó con parpados entornados, había hecho el amor con esa mujer hacia unos cinco años. El resultado de ese acto había sido un hijo cuya existencia ella le había ocultado a propósito. Sólo por eso no merecía misericordia.

Apretó los labios.


—La situación de Toby, sin importar que tu hayas decidido lo contrario, merece conocer a su padre y no únicamente a su madre.


Ella mantuvo la postura defensiva.


—Como ya te he explicado...
—Por lo que me has dicho abandoné mi derecho a conocer a mi hijo porque tú creías que sólo me acosté contigo por celos y despecho por la relación que mi ex novia mantenía con Paulo Descari repitió con frialdad la acusación que ella le había expuesto. Ni los celos ni el despecho formaron parte de mis emociones aquella noche Paulaañadió con sequedad —y desde luego tampoco las sentía cuando tuve el accidente al día siguiente.



Paula humedeció los labios de pronto resecos al percibir en él la violencia controlada.

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